Del mismo modo, aunque aportemos amplias pruebas de que el Islam garantiza los derechos humanos más que cualquier otra ideología; de que no solo defiende los derechos de las mujeres, sino que les ha otorgado un estatus que antes era inconcebible, incluso en Occidente; y de que el código penal del Islam no es cruel, sino comprensivo y compasivo con la gente y la sociedad, seguiría sin mejorar las perspectivas de ganarse los corazones de la gente. Los argumentos lógicos o intelectuales tampoco pueden servir al propósito. Lo que se necesita es una creencia firme e inquebrantable en la condición de Profeta de Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, y un flujo de amor puro por él más que por nadie.
Por lo tanto, el mayor objetivo ante nosotros debe ser dar la máxima prioridad a la da’wa de la profecía de Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él. Esto no significa comenzar por decirle a la gente que son infieles o trasgresores si no creen que Muhammad es un verdadero Profeta de Al-lah.
Lo que queremos decir es:
Debemos emplear todo medio posible –especialmente los medios modernos de comunicación– para contarle al mundo sobre la belleza sin paralelo del carácter del Profeta, su agradable personalidad, su compasión, su misericordia, su amor y profundo afecto por toda la creación de Al-lah, los cuales lo convierten en el mejor ejemplo para la humanidad. Debemos hacer esto repetidamente, especialmente ante aquellos que son sus enemigos acérrimos, y en sus propios idiomas. Es un hecho innegable que los compañeros del Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, lo amaban por su tierno y afectuoso corazón, y los que eran previamente sus enemigos se tornaron en sus leales y humildes seguidores debido a su excelente moral y conducta.
Todos los musulmanes –sobre todo los que luchan por la supremacía de la misión profética en todo el mundo– deben adoptar y emular su carácter. Los libros, charlas y videos no son suficientes para presentar la vida del Profeta, nuestras mismas vidas deben reflejar sus valores ejemplares. Nuestros hogares, espacios públicos y mezquitas deben ser centros de difusión del luminoso mensaje y vida del Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él. Nuestras mezquitas deben recibir a oponentes de la misma forma que el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dio la bienvenida a delegaciones de Nayran y Thaqif. Esto solo es posible cuando nuestras vidas comienzan a reflejar la del Profeta, tal como dijo el poeta Iqbal: “Cada corazón está en armonía con su llamado y en cada pecho hay una porción de su corazón”.
Debemos presentar la vida y mensaje del Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, de forma tal que sin involucrarnos en largos debates podamos rebatir y desactivar los alegatos en su contra. Nuestra verdadera tarea es luchar por el éxito del Islam y traducir en acciones concretas las enseñanzas y mensaje que nos legó el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él. El Imam Muslim, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, recopiló un hadiz bajo autoridad de Abu Huraira, que Al-lah esté complacido con él, en el que el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Juro por Al-lah, en Cuyas manos yace el alma de Muhammad, que cualquiera de esta Umma, sea judío o cristiano, que escuche de mí y muera sin fe en lo que traje, irá al Infierno”.
De acuerdo con el Imam Nawawi, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, “Umma” en este caso significa “la Umma de la da’wa” (las personas a las que se dirige la da’wa), o sea toda la gente en la tierra desde el momento de la profecía de Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, hasta el Día de la Resurrección. El Imam Gazali, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, recalcó un tema significativo: “¿Qué significa ‘escuchar’? ¿Significa solo escuchar sobre el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, con los oídos? Escuchar implica oír sobre él, su vida y su misión, de forma tal que uno esté convencido en su corazón y mente”.
Hoy en día la gran mayoría de infieles no han escuchado siquiera el nombre de Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, y aquellos que lo han hecho solo ha sido superficialmente. De hecho, la gente que ha recibido apropiadamente el mensaje del Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, es muy poca. ¿No somos acaso responsables por los miles de millones de personas que no tienen conocimiento ni, en consecuencia, fe alguna en la profecía de Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, o el hecho de que es el sello de los Profetas?
El Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, envió emisarios a diferentes lugares durante su vida para proclamar el mensaje del Islam. Hoy en día hay emisarios en cada rincón del mundo –más de mil millones de musulmanes– que tienen su mensaje. Aquellos que se dan cuenta de su responsabilidad deben levantarse con sinceridad y devoción para trabajar en aras de acercar a la gente al Profeta y su misión. Se debe emplear una cantidad igual de recursos y tiempo difundiendo las enseñanzas del Islam y señalando la personalidad, vida, carácter y excelencia moral del Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él.
Aquellos que se acerquen a la fuente de luz encontrarán que sus mentes y corazones se abren con calidez y se iluminan. Cuanto más crea la gente en la condición de Profeta de Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, más fuerte será su devoción a su vida y misión, y mayores serán las posibilidades de que el mensaje profético emerja victorioso en el conflicto de civilizaciones.
Como musulmanes, esta es una deuda que tenemos con el mundo, y cada uno de nosotros debe presentarse a saldar su parte.
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Sirah Profética