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¿Por qué sufre la gente? (parte 7 de 10)

 La existencia de Dios y el problema del mal

El sufrimiento humano, las desgracias que sufren los inocentes, y afirmar que “la vida es injusta” son todas quejas legítimas, pero solo si se niega la creencia en el más allá. Las peores atrocidades, como las que cometieron Hitler o Stalin, o las perpetradas contra Hiroshima o Nagasaki; y las crisis más tristes, como niños que sufren de hambre, todas juntas son insignificantes comparadas con la vida eterna. El Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, solía suplicar a Dios para que le diera esa visión penetrante, rogando en muchas ocasiones que se le brindara “certeza a través de la cual Tú nos alivies las calamidades de este mundo” (Tirmidhi). Para alguien que comprende la naturaleza eterna del más allá, que se le pida que “explique el hecho de que un niño sea violado y luego asesinado” no lo perturbará, porque comparará el calvario de un momento con un regocijo sin fin que aumenta con el tiempo y nunca termina.
En realidad es el ateísmo el que tiene que luchar con el tema del mal, no aquellos que ven esta vida con todas sus dificultades como una sombra en comparación con la próxima. El creyente cuya mente fue iluminada por la revelación entiende que de la misma forma que la tierra muerta es revivida cada primavera, y tal como estábamos muertos y tuvimos vida antes del nacimiento, nuestra vida no será el fin sino el comienzo, una transición a una nueva vida en la cual cada malestar y dolor serán olvidados. Es interesante cómo algunos se burlan de la búsqueda del Paraíso, pero al mismo tiempo soportan duros años de estudio para obtener un diploma y así poner un techo sobre sus cabezas y comida en la mesa. Para asegurarse un hogar con espacio limitado (no importa cuán espacioso sea), y algo de comida para tener energía (no importa cuán deliciosa sea), consideran justo invertir y trabajar por años, pero les parece injusto esforzarse por una felicidad inimaginable y sin final. Sin embargo, en realidad no importa qué ambiciones se puedan realizar aquí, qué placeres se pudieron adquirir, o qué “males” se pudieron evitar, todo eso no equivale a más que una gota del océano. El Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Esta vida mundanal en comparación con el más allá es como si uno de ustedes introduce su dedo en el mar [y luego lo saca]; que vea cuánto pudo sacar” (Muslim).
Por lo tanto, a pesar de que el musulmán ve el asunto del mal como algo que le da más sentido a esta vida, y así se hace inmune al nihilismo y la apatía, también ve los problemas que se presentan como semillas para cultivar su existencia en el más allá. {Persevera con profunda paciencia, porque ellos lo ven lejano [al Día del Juicio], pero Yo sé que está cercano} [Corán 70:5-7].
A Dios le gusta perdonar a la gente
{Pidan perdón a su Señor y arrepiéntanse, porque mi Señor es Misericordioso, Afectuoso} [Corán 11:90]
Muy lejos de ser distante o indiferente, Al-lah (Dios) tal como está descrito en la revelación auténtica ama perdonar y dar, incluso a aquellos que reciben y olvidan. Él nos dice en el Corán cuánto ama purificar a Sus siervos [2:222], y Su Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, nos informó que Dios es más Misericordioso con la gente que cualquier madre con su recién nacido (Bujari y Muslim), y que Él se alegra más del arrepentimiento de un siervo que alguien que estando perdido en el desierto encuentra otra oportunidad de vida después de estar seguro de que su deceso era inminente (Bujari y Muslim). ¿ Cómo es posible que la reacción de Dios ante los que Lo desafiaron sea una felicidad inconmensurable por su redención? En pocas palabras, es por Su singular Naturaleza Sublime. Es por ello que inspira esperanza hasta al último pecador diciendo: {Di: “¡Oh, siervos míos que están sumidos en el pecado [perjudicándose a sí mismos]! No desesperen de la misericordia de Dios. Dios tiene poder para perdonar todos los pecados. Él es el Perdonador, el Misericordioso”} [Corán 39:53].
Pero para que ese perdón sea concedido, deben existir pecados y pecadores. Si Al-lah hubiese querido que la humanidad estuviese compuesta de ángeles impolutos, eso no habría sido difícil para Él, ¿pero a quién abarcarían esos bellos atributos Divinos? ¿A quién redimiría Dios, y quién sería reparado por el Más Misericordioso? El Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, aludió a esto cuando dijo: “Si ustedes no pecaran, Al-lah se desharía de ustedes y traería gente que sí lo hiciese y busque Su perdón y sean perdonados” (Muslim).
Los “males” también sirven como medios de purificación para las faltas que desconocemos, y lo que los sabios llaman los pecados (relativamente) menores. El Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Las pruebas continuarán afectando al creyente y la creyente con respecto a sí mismos, sus hijos y su riqueza, hasta que se encuentren con Al-lah libres de pecado” (Tirmidhi). Otro relato detalla: “No hay fatiga, enfermedad, ansiedad, tristeza, dolor o preocupación que aquejen al musulmán, ni siquiera una picadura de una espina, sin que Al-lah expíe algún pecado por ello” (Bujari). También declaró el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, que será por la Misericordia de Dios con los creyentes en particular que enfrentarán muchos tiempos devastadores: “Esta nación mía es [una que disfruta de] misericordia; no tendrá tormento en el más allá sino en este mundo: tribulaciones, terremotos, asesinatos y aflicciones” (Sunan Abu Dawud).
Continúa...

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