¡Alabado sea Al-lah!, Señor de los mundos. Testifico que nadie merece ser alabado excepto Al-lah, y que Muhammad, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, es Su siervo y mensajero.
Tu esposo debe dejar de trabajar en ese centro y de ver esos canales de televisión. Debe saber que se está exponiendo así mismo y a su familia a un peligro muy grave, la perdición.
Por lo tanto, él debe cuidarse de esa tentación y su peligrosa pendiente.
Debes aconsejarlo y hacer tu mayor esfuerzo para que deje ese trabajo. Si pierdes la esperanza de que él abandone estas cosas y se enderece, entonces te está permitido buscar el divorcio. En cuanto a los hijos, tienes el derecho de su custodia hasta que alcancen la edad de la discreción, siempre y cuando no te cases con otro hombre. Su padre no tiene derecho a la custodia mientras se encuentre en este estado, puesto que una de las condiciones de la custodia es que él no sea una persona disoluta.
Debes ponderar qué es lo más perjudicial, el divorcio o seguir viviendo con él.
Y Al lah sabe más.