Las alabanzas sean para Al-lah, Señor y Creador del universo, y que Su paz y Sus bendiciones sean con el Profeta Muhammad, con todos sus familiares y todos sus discípulos.
Pese a que la oración que citas es bien clara y su significado entendible, no hemos encontrado nada parecido en lo que enseñan los especialistas reconocidos de las ciencias islámicas. Es más, si la analizamos, nos daremos cuenta de que en verdad es una fantasía totalmente alejada de la realidad. Esto porque los salafís no tienen necesidad del sufismo, ya que les es más que suficiente lo que Al-lah expresó en el Corán y lo que enseñó Su Profeta en su Sunnah, y lo que los Salaf dedujeron y establecieron; y porque los sufís no dejarán sus creencia y prácticas para volver a la forma original del Islam que estuvo presente antes de que ellos surgieran.
En pocas palabras, hay dos caminos que jamás se podrán encontrar, el primero es el que trazó el conocimiento de los Salaf basados en el Corán y la Sunnah, y el otro el que se estableció por medio de la bid’ah que generó unas prácticas de adoración que no tienen nada que ver con lo que Al-lah reveló. La verdad, por misericordia de Al-lah, es bien clara, al igual que la falsedad, dijo Al-lah: {Este es Mi sendero recto, síganlo. Pero no sigan otros caminos, porque si lo hacen, estos los dividirán y los desviarán de Su camino. Esto es lo que les ha ordenado para que tengan temor de Él} [Corán 6:153]. Al ‘Irbad Bin Sariah relató que el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, los amonestó de una manera que las lágrimas brotaron de sus ojos y sus corazones se estremecieron, por lo que le dijeron: “Tus palabras suenan como si te estuvieras despidiendo de nosotros, ¿qué nos recomiendas?”. Dijo: “Les dejé bien claro todo asunto relacionado con la creencia y la práctica, quien se aleje de mis enseñanzas estará perdido. Los que sobrevivan de ustedes, después de mí, serán testigos de muchos cambios, así que deben aferrarse a mi Sunnah y las enseñanzas de los califas bien guiados, aférrense a ella tan duro como si estuvieran mordiéndola con sus muelas” (Ahmad, Abu Dawud, At-Tirmidhi e Ibn Mayah, cuya versión es la que se transcribió aquí, y Al Albani lo clasificó Sahih).
El Enviado de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, también dijo: “Los judíos se dividieron en setenta y una sectas, los cristianos se dividieron en setenta y dos sectas y ustedes, los musulmanes, se dividirán en setenta y tres sectas, una sola estará al Paraíso”. Le preguntaron: “¿Cuál será la que se salvará?”; respondió: “La que siga lo mismo que yo y mis Sahabah seguimos” (At-Tirmidhi; Al Albani lo clasificó como Hasan).
Debemos aclarar que el concepto de “sufismo” como se lo conoce hoy en día pasó por muchas etapas a lo largo del tiempo y que fue adoptado por gente de muchas creencias e ideologías. Hubo una época en la que los especialistas en ciencias islámicas lo definían como una práctica de austeridad y dedicación a la ‘Ibadah, acompañado de un desprendimiento de lo mundanal. Sin embargo dicho estado no duró mucho y se acabó con la introducción de ideologías que lo alejaron de ser un simple comportamiento y lo convirtieron en un camino corrupto de innovación, lejos de los principios del Islam.
Qué razón tenía el gran Sahaba Mu’adh Bin Yabal, que Al-lah esté complacido con él, cuando dijo: “Verán muchas fitnah, la mayoría de ellas relacionadas con el dinero, tantas que pese a que el Corán será aprendido por creyentes e hipócritas, por hombres y mujeres, por niños, mayores y ancianos, por los siervos y sus amos, habrá quien dirá: ¿qué le pasa a esta gente, apenas leyeron el Corán, pero no lo siguen? Así que tengan mucho cuidado con la bid’ah, porque esta conduce a la perdición. Les advierto sobre lo que un sabio pueda decir, pues el Shaitan puede desviar por medio de las palabras de un sabio, y puede ser que un hipócrita diga algo que es verdad” (Abu Dawud; Al Albani lo clasificó como Sahih).
Las diferentes Turuq (vertientes) del sufismo en la actualidad, siguen una serie de creencias desviadas muy peligrosas, como el exagerar en la consideración que se le tiene a sus Shaijs y gente piadosa o virtuosa, la adoración de las tumbas, en las que hacen du’a, promesas, sacrificios y Tawaf, prácticas que, sin lugar a duda, son puro shirk. Una persona con sano juicio que escucha lo que dicen y hacen en sus reuniones y celebraciones, se da cuenta inmediatamente de su desvío y el peligro que implica.
Y Al-lah sabe más.