En una salida de compras reciente, pasé por una tienda de mascotas. Vi a un gran mono en una estrecha jaula junto a la entrada y eso me partió el corazón. Me armé de valor para entrar a la tienda solo para salir de allí llorando, muy entristecido por lo que había visto.
Pobres e indefensos animales encerrados en estrechas jaulas sin espacio apenas para darse vuelta. Sus tristes miradas pidiendo socorro me perseguían mientras luchaba contra el deseo de liberarlos, seguro de que nadie podría explicar por qué crimen se los había encerrado en tales inhumanas y antinaturales jaulas.
Me preguntaba si el dueño de la tienda de mascotas se habría preguntado alguna vez cómo sería vivir encerrado del mismo modo en que él había secuestrado aves y las había enjaulado. Solo otro amante de los animales como yo habría podido entender lo que yo sentí ese día, aunque la importancia del bienestar animal es algo que todo musulmán debería comprender como parte de su modo de vida.
Este es un asunto tan serio que uno podría ganarse el Paraíso o el Infierno debido al modo en que trata a los animales. El maltrato animal es considerado un pecado grave en el Islam, como se explica en el famoso Libro de pecados capitales del Imam Muhammad Bin Abdulwahháb, que Al-lah lo tenga en Su misericordia. Con certeza que el musulmán es responsable por el modo como trata a los animales, porque un animal maltratado testificará contra quien abusó de él en el Día del Juicio.
El Islam prohíbe, por ejemplo, marcar a los animales o matarlos en vano, como los cazadores deportivos. El Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, prohibió a la gente capturar aves, quemar hormigueros y azotar a los animales. Incluso cuando se degüella animales para alimentarse, el Islam exige que el procedimiento sea de acuerdo a ciertos lineamientos específicos que son más humanos y reducen el sufrimiento. Como representantes de Al-lah en la tierra, los seres humanos tenemos una responsabilidad hacia cada criatura viviente.
Mientras salía de la tienda de mascotas ese día, me sentí como un traidor sabiendo que estos animales tienen sentimientos tan reales como los de los humanos. Yo me alejaba dejando a mis compañeros en la vida en su estado de opresión. Afuera de la tienda me dirigí al borde de la acera y me dispuse a cruzar la calle, cuando noté a mis pies un pequeño gatito recién nacido en una posición en que cualquier vehículo queriendo estacionarse lo aplastaría.
Ahí me quedé parado, bloqueando el espacio a varios conductores desesperados queriendo ese lugar de parqueo, mientras le hacía señas al dueño de la tienda de mascotas. Pensé que tal vez él era alguien que se preocupaba por los animales o simpatizaba con ellos. El salió y miró al animal, luego me dijo: “No es nuestro”, y volvió a su tienda. Me quedé allí unos quince minutos hasta que alguno de los peatones me consiguió algo con lo que recoger al gatito y llevarlo a un lugar seguro.
Las lágrimas corrían por mis mejillas mientras me preguntaba: ¿Dónde había quedado la gente de la Sunnah (tradición del Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él)? ¿Al-lah ha retirado la misericordia de los corazones de la gente para hacerlos tan fríos que no tengan una pizca de simpatía por una de las criaturas bellas de Al-lah, aunque la vean indefensa y en estado lamentable?
Recordé a Abu Hurairah, que Al-lah esté complacido de él, un discípulo cercano del Mensajero de Al-lah, que relató más hadices que ningún otro discípulo. Era conocido por ser muy afectuoso con los animales. Su nombre era Abdurrahmán, pero era conocido como Abu Hurairah (el padre del gatito), pues tenía un gatito con él al cual alimentaba, cuidaba y llevaba con él a todas partes.
Los gatos en el Islam
El Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, les enseñó a los musulmanes a ser misericordiosos con toda la creación de Al-lah. Hay varios relatos respecto a su afecto por los gatos, lo cual significó que estos sean históricamente adoptados por los musulmanes. Los gatos eran muy comunes entre la gente en la época del Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, y él dijo: “Son puros y ellos comparten el espacio con ustedes”. Los gatos son considerados tan puros en el Islam que uno puede llegar a hacer su ablución con la misma agua de la cual bebió un gato. Sin embargo, hoy vemos a mucha gente que se opone a la Sunnah del profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, adoptando prácticas malvadas, como torturar o envenenar gatos. ¿Creen que Al-lah no los va a castigar por esto? De hecho, el castigo de Al-lah por estos actos es severo si tomamos en cuenta el hadiz del mensajero de Al-lah, citado en Bujari y Muslim, respecto a una mujer que encerró a un gato, negándose a alimentarlo o dejarlo salir para que se alimentara por su cuenta. El Mensajero de Al-lah nos dijo que por esto mereció ser castigada y lanzada al fuego del Infierno.
Los perros en el Islam
Difícilmente hay en estos días un animal más maltratado que el perro. El Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Para purificar un recipiente lamido por un perro (para que las personas lo puedan usar) se lo lava siete veces, y la primera lavada debe ser con tierra” (Muslim).
Un musulmán no debe tener perros dentro de su hogar pues el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, ha informado que los ángeles no entran en una casa donde hay un perro (Bujari y Muslim). ¿Significa esto que los perros deben ser despreciados o maltratados? Claro que no. Solo por el hecho de no tener perros dentro del hogar y no beber de los recipientes donde ellos lo hacen, no nos da el derecho de despreciarlos, maltratarlos o matarlos. La utilidad de esta criatura de Al-lah es innegable. Ningún otro animal puede competir con este en su lealtad a quien le da cariño, en sus habilidades como guardián o como cazador.
De hecho, en el capítulo del Corán llamado “La cueva” se nos revela la historia de unos jóvenes, que creían en Al-lah y se encomendaban a Él, que se refugiaron en una cueva de la persecución y la violencia de los incrédulos de su época. Esta gente piadosa tenía un perro con ellos; y el hecho de que Al-lah mencione el perro y lo cuente como uno de ellos nos indica que los perros sí pueden vivir entre la gente.
El Corán dice: {Habrías creído que estaban despiertos, pero estaban dormidos. Los volteaba hacia la derecha y hacia la izquierda, y su perro estaba con las patas delanteras extendidas en la entrada} [Corán 18:18].
Entonces, los perros pueden ser usados como guardianes y también como cazadores como nos dice el Corán: {Te preguntan qué es lícito [comer]. Responde: “Se les permite comer todas las cosas buenas [y sanas]. Pueden comer lo que hayan atrapado los animales de caza que han entrenado, conforme a lo que Dios les ha enseñado. Coman de lo que cacen para ustedes, pero mencionen el nombre de Dios sobre esos alimentos, y tengan temor de Dios, porque Dios es rápido en ajustar cuentas} [Corán 5:4].
En dos distintas narraciones de Abu Hurairah, que Al-lah esté complacido con él, el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, les mencionó a sus discípulos las virtudes de salvar la vida de un perro al darle agua para satisfacer su sed. Uno de los relatos hace referencia a un hombre que fue bendecido por Al-lah por dar agua a un perro sediento, y el otro nos habla de una prostituta que llenó su calzado con agua y le dio de beber a un perro que jadeaba por la sed. Por este acto caritativo se le dio la mayor recompensa, un Paraíso eterno bajo el cual corren ríos donde vivir eternamente (Muslim).
Meditemos acerca de esto y tomemos consciencia acerca de nuestra obligación para con las criaturas de Al-lah que Él ha puesto en la tierra para nuestro uso y no abuso. Cuando se le preguntó al Profeta, que la paz y bendiciones de Al-lah sean con él, si se nos recompensaría por los actos de caridad para con los animales, respondió: “Hay una recompensa (por la caridad que realicemos) en cada ser viviente”. Temamos a Al-lah respecto a Sus criaturas para no incurrir en Su ira. Aumentemos nuestro cuidado y amor por los animales, sabiendo que Al-lah, el Altísimo, nos recompensará con el Paraíso si actuamos de esa manera con la intención de complacerlo.