Consejos para las mujeres respecto al matrimonio II

16/04/2009| IslamWeb

 

Qué hacer cuando se recibe una propuesta

 
 

La mujer debe rezar la Istijarah (la plegaria de la guía) y no pedir a otros que la recen en su nombre, como algunas mujeres hacen, ya que esto no tiene fundamentos y es una innovación en la religión. Además, ella debe buscar el consejo de gente confiable e indagar acerca del pretendiente.

 

El Imam Ahmad, que Al-lah le Dé Su perdón, reportó la historia de Yulaibib, que Al-lah Esté complacido con él, quien fue enviado por el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, a una de las familias de los Ansar (los musulmanes residentes de Medinah) para que le dieran a su hija en matrimonio. Yulaibib, que Al-lah Esté complacido con él, era muy pobre, y por eso la madre de la muchacha rechazó la proposición; pero la joven dijo lo que pensaba y aceptó casarse con él porque había sido enviado a ella por el mismo Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam. El resultado fue que ella nunca sufrió en ninguna forma y que no existió ninguna otra mujer de los Ansar que fuese más rica que ella. Esto es porque Yulaibib, que Al-lah Esté complacido con él, fue asesinado en la siguiente batalla que ocurrió después de su matrimonio, habiendo acabado con la vida de siete incrédulos en ella. Al encontrar su cuerpo, el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, lo cargó y lo sepultó con sus propias manos. Él, sallallahu ‘alayhi wa sallam, también suplicó por la viuda, diciendo: “¡Oh, Al-lah! Derrama tus bendiciones sobre ella y no hagas que sufra en la vida”. Y fue debido a esta súplica que ella nunca sufrió en ninguna forma, y que no existía ninguna mujer de entre los Ansar más rica que ella.

 
 

Si el pretendiente quiere que su futura esposa abandone sus estudios o su trabajo después del matrimonio, y él es un hombre acomodado, entonces, esto no debe obstaculizar el matrimonio.

 
 

Igualmente, la familia y la muchacha no deben rechazar la proposición de un hombre debido a que tiene hijos de un matrimonio previo.

 

Algunas jóvenes pasan por alto ciertos temas, tales como la apariencia del hombre y su riqueza, para luego tener dudas y lamentarse por su decisión. Por tanto, las jóvenes deben estar absolutamente seguras antes de aceptar una propuesta de matrimonio y ser honestas consigo mismas a la hora de tomar una decisión. Por otra parte, ella debe complacerse con él debido a su convicción religiosa.

 
 

Algunas mujeres siempre aconsejan a sus amigas respecto al tema de ser la segunda esposa, sosteniendo que esto es una parte integral del Islam y que ellas no deben rechazar a un hombre simplemente porque él ya está casado; sin embargo, cuando son ellas mismas las que se casan como segunda esposa, actúan de manera muy diferente al consejo que dieron a otras, debido a su avaricia.

 
 

La joven debe ser un factor que facilite su matrimonio; ella debe, por ejemplo, negarse a establecer condiciones insoportables o elevadas dotes; pero si su familia insiste, ella debe aceptar por el momento para después liberar a su esposo de tales dificultades.

 
 

Algunas mujeres se comportan arrogantemente con sus esposos debido a que poseen un estatus más elevado, porque tienen un noble linaje, por la riqueza de sus familias, o por su belleza. El resultado de esta arrogancia, es que ellas actúan de manera rebelde con sus esposos y así acumulan pecados.

 
 

El temor de algunas jóvenes en el proceso del matrimonio

 
 

Algunas muchachas temen la pérdida inminente de sus hermanas o amigas cercanas debido a su matrimonio. Esto puede causar que ellas desprecien al futuro esposo, quizás hasta las lleve a intentar anular el contrato de matrimonio antes de la noche de bodas.

 

Esto puede ocurrir por muchas razones, tales como:

  • Evaluar incorrectamente las consecuencias de tales acciones.
  • Tener una actitud irresponsable e imprudente.
  • Darle prioridad al goce temporal por encima del de largo plazo (tener hijos y gozar de una vida marital feliz).
 

Además, el esposo no debe privar a su esposa de sus amigas y familiares. El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, permitía a las amigas de ‘A’isha, que Al-lah Esté complacido con ella, que la visitaran.

 
 

Cuando una joven recibe una propuesta, ella debe informarse acerca de los reglamentos del matrimonio, los derechos del esposo, los derechos de la esposa, y cómo vivir en armonía con su esposo. Por otro lado, ella no debe preocuparse por conocer los aspectos sexuales de la vida matrimonial, hasta que el contrato del matrimonio se haya completado.

 
 

El rol de la esposa en su hogar

 
 

Éste es: servir a su marido; criar, cuidar y alimentar a sus hijos; y ser ama de casa.

 
 

Si una mujer acostumbra estar inmersa en el estudio y propagación del Islam, y luego se casa no teniendo claro en su mente el rol de la esposa, poco tiempo después de su boda puede comenzar a sentir que su nuevo rol como esposa el trivial. Esto puede hacer que ella comience a salir de su casa para retomar su anterior estilo de vida. Por lo tanto, es muy importante que ella comprenda su papel y obligaciones como esposa y la recompensa de cumplir con esto. Anas, que Al-lah Esté complacido con él, reportó que el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “Si una mujer reza sus cinco oraciones diarias, ayuna su mes (el mes de Ramadán), guarda sus partes privadas y obedece a su esposo, entrará en el Paraíso por cualquiera de las puerta que ella elija”. [Abu Nu’aim]

 
 

La mujer casada debe perseverar en medio de las dificultades del embarazo, las contracciones del alumbramiento y la agonía del mismo. Algunas mujeres rechazan pasar por tales dificultades y toman pastillas anticonceptivas para evitar el embarazo, o, si se embarazan, prefieren un parto por cesárea en lugar de uno normal.

 
 

‘Amr Ibn Hiyr, que Al-lah Esté complacido con él, se casó con Kindah Bint ‘Awf Ash-Shaibani, que Al-lah le Dé Su perdón. En la noche de bodas, la madre de la novia, Umamah Bint Al Hariz, que Al-lah Esté complacido con ella, la llamó a un lado y la aconsejó: “Querida hija, estás dejando el ambiente al que estás acostumbrada y saliendo del lugar donde creciste para ir con un compañero con el que no estás familiarizada. Si una mujer no necesitara de un esposo debido a que sus padres son suficientes para ella, entonces tú serías la última persona en requerir uno; pero las mujeres han sido creadas para ser compañeras de los hombres, y los hombres han sido creados para ser compañeros de las mujeres. Actúa como su esclava, y él se convertirá en tu esclavo. Aférrate a los siguientes diez consejos y ellos serán una protección para ti: El primero y el Segundo, son estar satisfecha con lo que él provee, y escucharlo y obedecerlo. El tercero y el cuarto, son estar segura de que todo lo que él vea y huela de ti le sea placentero, así que no debe verte con una apariencia desagradable, ni oler más que agradables fragancias de ti. El quinto y el sexto, confortarlo en su sueño y complacerlo en su comida, porque el hambre y la falta de sueñe pueden encender su ira. El séptimo y el octavo, son proteger su riqueza y cuidar de sus hijos; el punto principal respecto a la riqueza es tener buen juicio al gastarla, y respecto a los hijos es criarlos adecuadamente. El noveno y el décimo, son no desobedecer sus mandatos y no difundir sus secretos; porque cuando lo desobedeces lo intimidas, y si difundes sus secretos no sabes lo que él te puede hacer. No esté feliz en frente de él cuando está contrariado, ni demuestres tristeza si él está feliz”.

 
 

‘Abdullah Ibn Ya’far, que Al-lah le Dé Su perdón, aconsejó a su hija diciendo: “Evita los celos, ya que éstos son la llave de tu divorcio; evita las quejas, ya que éstas provocan la ira; engalánate para él y asegúrate de que no tienes ningún mal olor bañándote frecuentemente”.

 
 

Errores pre-maritales por parte de las mujeres:

  • Hablar libremente con amigos varones por teléfono y ser abiertas con los parientes varones.
  • Ser demasiado confiadas y rechazar a muchos pretendientes.
  • No distinguir con sabiduría y rechazar rápidamente.
  • No tener claro el criterio en la mente con el cual juzgar al pretendiente.

Finalmente, muchas mujeres jóvenes desean contraer matrimonio, pero pierden su tiempo ilusionándose y soñando en despiertas con el esposo ideal. Esto es en vano, ya que la única forma en que ellas pueden conseguir un buen esposo es ocupándose en suplicar a Al-lah que les provea una persona así.

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