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¿Cómo veía el Profeta Muhammad a los Mensajeros anteriores a él?

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El Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, enseñó a su nación que todos los Profetas y Mensajeros de Al-lah, la paz sea con todos ellos, fueron como las piezas que conforman una gran edificación, las cuales se mantienen entre sí, se apoyan y van encaminadas en la misma dirección. En el caso de ellos, los Profetas, sus mensajes representan las piezas que mencionamos, y la dirección a la que apuntan es el establecimiento de la creencia en el Tawhid (la unicidad absoluta de Al-lah). El Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo al respecto: “Mi caso y el de los Profetas anteriores a mí es como una edificación construida por un hombre, la cual levantó con mucho cuidado y se esforzó por la belleza de sus detalles; sin embargo, no la completó, porque dejó un espació para colocar el último ladrillo. Toda la gente que pasaba y la veía se sorprendía por su belleza y, al mismo tiempo, se preguntaban por el ladrillo que hacía falta y cuándo lo iban a poner (para que de esta manera se culminara la construcción). Yo soy, en este ejemplo, el ladrillo que faltaba, porque soy el último de los Mensajeros de Al-lah, con el cual Selló la profecía y la revelación”. [Bujari] 

El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, también instruyó a los musulmanes que no deben hacer diferencia entre los Profetas anteriores y él, diciendo que él u otro de ellos es mejor que los demás, dijo: “No digan que soy mejor que los demás Profetas” [Bujari]; y en una ocasión se encontró con que un musulmán discutía con un judío sobre cuál de todos los Enviados de Al-lah era mejor, al ver esto, el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, recriminó al musulmán por decir que él era mejor que los otros. Esta historia la relató Abu Hurairah, que Al-lah Esté complacido con él, diciendo: “Un judío estaba vendiendo su mercancía en el mercado, le ofrecieron algo que el despreció y dijo: ‘No, no acepto por Quien Prefirió a Musa (Moisés) sobre todos los hombres’. Uno de los Ansar lo cacheteó y le dijo: ‘¿Cómo te atreves a decir semejante cosa, y entre nosotros está Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, el mejor y más noble de toda la humanidad!’. El judío se dirigió inmediatamente hacia el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, para pedir justicia, le dijo: ‘Abul Qasim, yo tengo un pacto con ustedes, ¿qué vas a hacer con fulano que me dio una cachetada?’. El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, lo mandó a llamar y le preguntó: ‘¿Por qué lo golpeaste?’, le contó lo sucedido y la razón de su actitud. El Enviado de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, se disgustó con la actitud del musulmán, tanto que el enfado se noto en su rostro, y luego dijo: ‘No digan que yo estoy por encima de los demás Mensajeros, Enviados y Profetas de Al-lah. Cuando suene la trompeta en el Día final, perecerán todos los que habitan la tierra y el cielo; luego, cuando sea tocada nuevamente, seré el primero en resucitar, pero me encontraré con que Musa estará agarrado del Trono de Al-lah, y no sé si es porque se le está reclamando por el suceso en el Monte o porque fue resucitado antes de mí. Y nadie puede decir que soy mejor que Yunus Ibn Matta (Jonás)’”. [Bujari] 

Notamos, de lo anterior, cómo el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, afrontó la situación con toda claridad, dejó de lado la diferencia que había surgido entre uno de sus discípulos y un judío, y salió a la defensa de su hermano en ascendencia y la profecía, Musa, la paz sea con él. Declarando abiertamente y en frente a todo el mundo que en el Islam no se hace diferencia entre los Profetas, y mucho menos se prefiere a unos sobre otros; es más, nuestra religión nos exige amar y respetar a todos los Profetas, la paz sea con ellos, más que quienes alegan ser sus seguidores, esto lo contempla uno de los seis principios de la fe y la creencia en el Islam. 

La forma en que el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, honraba a sus predecesores 

El Enviado de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, exaltaba y honraba a todos los Profetas que lo precedieron, dictaminando para todos sus discípulos y seguidores que era un deber hacerlo, sin importar que estos Profetas tuvieran una gran posición para la Gente del Libro (judíos y cristianos). Tenemos un ejemplo notable en el día de ‘Ashura’ (décimo día del primer mes del calendario lunar islámico), cuando el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, se enteró de que los judíos de Medina ayunaban este día en agradecimiento a Al-lah por haber salvado a Musa y a los hijos de Israel de la injusticia y soberbia del Faraón, dijo: “Yo tengo más derecho de agradecer a Al-lah por haber salvado a Musa que ustedes que alegan ser sus seguidores”, y él lo ayunó y ordenó a los musulmanes que lo hicieran, este hecho fue registrado por Bujari, que Al-lah lo Tenga en Su misericordia. En cuanto a Isa (Jesús), hijo de María, la paz sea con ambos, dijo: “Yo soy la persona con más derecho sobre Isa, el hijo de María, en esta vida y en la otra”. Y en general se refirió a todos los Profetas como hermanos, dijo: “Todos los Profetas son hermanos y su religión es una”. [Bujari] Esa era la forma en que el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, veía a los Profetas que lo precedieron. ¡Ay de aquel que tenga una posición diferente a la que él mostró! 

La honra, la exaltación, el amor y el respeto del Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, hacia sus hermanos, los Profetas, va más allá: él no se olvidó de resaltar las buenas acciones, la fe y la piedad de sus seguidores. Existe un sinnúmero de relatos en los que el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, menciona, a forma de lección para todos nosotros, las características nobles y las virtudes de estos piadosos, convirtiéndolos, de esta manera, en ejemplos a seguir. Tenemos cientos de historias en las que se menciona el valor y la firmeza de los creyentes de los hijos de Israel, o de los seguidores de Enviados anteriores a Musa, quienes, a pesar de estar amenazados de muerte o siendo sometidos a torturas inimaginables, demostraron la veracidad de su fe al no ceder ante la petición de los injustos, quienes les exigían renegar de su creencia a cambio de su vida o la liberación de la tortura. De esta manera les recomendaba a sus Sahabah, que Al-lah Esté complacido con todos ellos, tener paciencia ante los infortunios por los que pasaban. 

Todo lo anterior es una prueba viva de que no es suficiente con decir que uno cree en todos los Profetas, Mensajeros y Enviados de Al-lah, la paz sea con ellos. Además hay que sentir respeto por ellos, amarlos y agradecerles por el enorme esfuerzo que realizaron en la transmisión del mensaje que Al-lah les Encomendó. Para nosotros debe ser suficiente el saber que Al-lah, el Todopoderoso, los escogió entre todos los seres humanos que Él Creó; por ello, no hacemos diferencia entre ellos y los elogiamos por igual.

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