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És cuestión de tiempo

Es cuestiَn de tiempo

 

Conozco mucha gente para quienes la sola idea de que se acerca otro Ramadán es estresante. Sus vidas son tan incomparablemente ocupadas. Apenas encuentran un espacio para preparar el Iftar (desayuno) y tienen que calcular los momentos en que pueden dedicarse a la adoración extra. En nuestro mundo de tiempo extremadamente limitado, no pocos de nosotros encuentran difícil terminar nuestras actividades mundanales y pasar tiempo recordando a Al-lah.
 
Pensemos por un momento en cómo el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, cumplía con tanto en tan poco tiempo hace siglos atrás, antes de los Blackberrys, iPhones, y todos esos ingeniosos artilugios para manejar el tiempo. Él fue el mejor de los adoradores, el mejor de los líderes, el mejor de los padres, y el mejor de los esposos. Él lideró a su comunidad en medio de tiempos de persecución, hambre y guerra. Y aún así ayudaba a sus esposas en las tareas del hogar y jugaba con los niños. Incluso si la gente no le pedía ayuda, él les preguntaba por su bienestar y los ayudaba, sean o no musulmanes. Lo más importante, él adoraba a Al-lah como ningún ser humano lo hizo ni lo hará.
 
He examinado su horario diario para encontrar que, como mínimo, comenzaba con el Salah del Fayer. A menudo él, sallallahu ‘alaihi wa sallam, permanecía en la mezquita con sus Compañeros, que Al-lah Esté complacido con todos ellos, recordando a Al-lah, enseñando, o decidiendo con ellos asuntos de Estado. Luego, pasaba tiempo con su familia, comía con ellos, tomaba una corta siesta, realizaba el Dhuhur, atendía las preocupaciones de la comunidad y las necesidades de la gente, hacía cada Salah a tiempo en la mezquita, pasaba un poco más de tiempo con su familia, dormía temprano, y hacía Tahayyud por lo menos durante un tercio de la noche.
 
El punto aquí es aclarar que él llevaba un estilo de vida que giraba alrededor de los tiempos del Salah y no desperdiciaba ni un solo minuto. Incluso su sueño y descanso mínimo eran solamente para recuperar energía. Su estilo de vida, es decir, su Sunnah, nos demuestra que cada segundo es precioso y valioso para el objetivo final de la vida del musulmán.
 
Al-lah nos Dice en el Corán (lo que se interpreta en español): {…haced la oración respetando sus preceptos. La oración ha sido prescrita a los creyentes para realizarla en horarios determinados. } [Corán 4:103] Él también Afirma (lo que se interpreta en español): {Él es Quien Hizo que el Sol tuviese luz propia y Determinó que la Luna reflejase su luz en distintas fases, para que podáis computar el número de años y los meses...} [Corán 10:5], lo que significa que Al-lah Ha Creado el sol y la luna en parte para que podamos saber el tiempo. Además, Él incluso Jura en el Corán Diciendo: “wal ‘Aser” (Juro por el tiempo). Observa que el Corán indica una similar conciencia del tiempo y un estilo de vida balanceado para todos los Profetas de Al-lah. Todos ellos tuvieron muchas cargas y pruebas, y sin embargo ellos administraban su tiempo de forma efectiva y siempre recurrían al recuerdo de Al-lah y al Salah. En un famoso hadiz, el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, comparó las cinco oraciones diarias con bañarse cinco veces en un río como un significado de completa pureza. Para mí, hacer el Salah de esa forma me ayuda a estar “limpia” de corazón y mente. Esto tiene un efecto increíble en ayudarnos a concentrarnos, pues reduce el desperdicio, mantiene a la persona alejada de toda clase de pensamientos y acciones dañinas, y motiva fuertemente hacia el bien, el beneficio y la productividad.
 
Solo recordemos que Ramadán es un mes de mayor concentración en nuestra adoración y reflexión en nuestra vida diaria. A veces siento y pienso en esto como un tiempo de entrenamiento para el resto del año, una oportunidad para poner en práctica lo que hemos aprendido sobre la administración del tiempo. De hecho, sé que esto es cierto para mí y para muchos otros que el ser productivo se refleja muy positivamente sobre nuestra espiritualidad. Con el elemento de la adoración como centro de esta productividad, la marea espiritual alcanza exitosamente cada vez más altos niveles en cada Ramadán.
 
Estoy segura que este Ramadán será igual para mí. Estoy muy segura porque he sentido una motivación constructiva y una mayor conciencia con la llegada del mes anterior a Ramadán, Sha’ban.
 
Pero, incluso si has llegado a Ramadán acosado y apresurado, y con un sentido de estar presionado por el tiempo, róbate un tiempo (vamos, adelante, esto es halal). Echa a un lado el mundo sobre tus espaldas. Haz dos Raka’as (ciclos de la oración). Siéntate en silencio. Respira. Luego planea tu programa spiritual para los días que vienen antes del ‘Id. Recuerda que tú no estás más ocupado que el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, ni siquiera cerca. Simplemente te falta más organización en lo que a la espiritualidad se refiere, y debes concentrarte más en la cita a la que no podrás faltar.
 

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