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Las consecuencias del pecado (Parte 2)

Las consecuencias del pecado (Parte 2)

De igual manera, antes del surgimiento del SIDA (Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida), la gente no tenía idea de qué se trataba esta enfermedad.

 Así pues, los diccionarios tienen que actualizarse regularmente para incluir estas muevas palabras como SARS, y agregar nuevos significados a palabras como SIDA.
 
El lugar de nacimiento del SARS fue el sur de China; desde allí comenzó a expandirse. Con miles de infectados y cientos de muertos registrados en al menos veintiséis países, esta enfermedad ha bombardeado los mercados asiáticos, ha arruinado el turismo, casi llevó a las aerolíneas a la bancarrota, y esparció el horror a lo largo de los países más grandes del mundo. Comenzó a barrer rápidamente a través del enorme país cuyo gigantesco dragón, con su horrible respiración ardiente, se vio desamparado y confundido frente a este desastre.
 
En Pekín, los hospitales y escuelas estaban cerrados y miles de personas fueron puestas en cuarentena. La Ley Marcial fue impuesta. Uno apenas puede imaginar la magnitud de la preocupación y las enormes sumas de dinero gastadas para frenar esta furiosa epidemia.
 
En el año 2004, la gente fue golpeada con otra terrible enfermedad, proveniente de la misma parte del mundo de donde salió el SARS, del sudeste de Asia; esta enfermedad es la ‘Gripe Aviar’.
 
Es notable como los medios de comunicación, incluso en los países musulmanes, dedican tanto tiempo y espacio a tales enfermedades y las abordan desde muchas perspectivas: científica, médica, económica, social, e incluso política, pero nunca religiosa o moral. Esto también se aplica a los reportajes de todos los otros desastres naturales, como inundaciones, terremotos, incendios, huracanes, volcanes, epidemias, etc.
 
La gente puede hablar acerca de las razones científicas detrás de estos eventos, las pérdidas económicas que ocasionan, los procedimientos para evitarlos o, al menos, reducir sus efectos y sus repercusiones sobre el turismo y el comercio. Pero ellos generalmente se olvidan de las causas morales, y la moral y sabiduría que se puede extraer de tales problemas.
 
Los conceptos de ‘moralidad’, ‘espiritualidad’ y ‘sabiduría’, en ningún lugar se encuentran mejor aclarados, como en la infalible y suprema constitución divina: el Sagrado Corán, que es la única fuente de guía que permanece intacta. Es el Corán y solamente el Corán que tiene la última palabra acerca de la humanidad (y de otras creaciones) y de cómo ésta debe vivir. Es esta escritura islámica que da las regulaciones sumamente necesitadas por los humanos: cómo vivir, cómo comportarse, qué hacer y qué no hacer, las razones detrás de la tribulación y la angustia, cómo mirar la felicidad y las dificultades en esta vida y en la que está por venir, entre otras cosas.
 
Detrás de todas las clases de enfermedades y otras infecciones naturales que sobrevienen a la humanidad, existen grandes lecciones y principios que aprender. Ellas pueden ser ocasionadas como un castigo de Al-lah para aquellos que se apartan del camino recto para esparcir la perdición y la conducta desviada. Un claro ejemplo de esto en tiempos antiguos, fue el diluvio, el cual arrasó con la gente de Nuh (Noé), la paz sea con él, luego de que ellos rechazaran su llamado a adorar a Al-lah, su Creador, y evitaran la idolatría. El Corán registra este evento; pues Al-lah Dice (lo que se interpreta en español): {Y por sus pecados fueron ahogados [con el diluvio en esta vida] y luego [el Día del Juicio] serán introducidos en el Fuego. Y así comprendieron que nadie sino Al-lah Podría haberles socorrido} [Corán 71:25].
 
En nuestro tiempo, para tomar ejemplos actuales, el SIDA y la sífilis son dos enfermedades que han esparcido el pánico a lo largo de todo el mundo. ¿Cuál es la razón detrás de estas dos enfermedades fatales? ¿Será acaso el consumo de mucho café o frutas? ¿Evolucionan cuando uno duerme menos de lo necesario? No. Ellas son el resultado de la perversión y la inmoralidad, cuando el hombre se sumerge en la pornografía y desciende al rango de las bestias.
 
El Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, nos advirtió, hace más de catorce siglos atrás, de las enfermedades sin precedentes que resultan como consecuencia de relaciones sexuales ilícitas; él dijo: “Si alguna inmoralidad (adulterio y fornicación) se propaga en la comunidad y no existen sentimientos de vergüenza ante su ocurrencia o al mencionarla, enfermedades que no se habían presentado en la vida de sus predecesores se esparcirán entre ellos”(Ibn Mayah y otros).
 
¿Necesitamos acaso una referencia más clara sobre el SIDA y la sífilis, que esta advertencia profética?
 

 

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